GRACIAS




Gracias a todas las personas que forman o han formado parte de mi vida. Cada una ha aportado su pequeño granito de arena. Y ahora todas esas influencias configuran la esencia de mi ser. Soy así por vosotros. Soy así y nadie me va a cambiar. Pero soy así y voy cambiando cada día, modelándome, ajustándome, adaptándome. Así es el vivir. No me arrepiento. Y si me caí..... me he levantado.
YOLANDA

sábado, 9 de abril de 2011

Porque una buena madre no flaquea.

PORQUE UNA BUENA MADRE NO FLAQUEA



Eso te enseñan o sientes que la sociedad te transmite. Una buena madre debe ser fuerte, debe saber lo que hacer en cada momento, debe mantenerse y nunca caer. Y qué decir en el PARTO. Una buena madre debe estar AL PIE DEL CAÑÓN, saber actuar, respirar, empujar, descansar, no hablar y por supuesto COLABORAR.

    Así es como me he sentido durante el embarazo. He llegado a la conclusión de que nos vemos sometidos a una cantidad de presiones y comentarios de la sociedad que hace que TEMAMOS, QUE SINTAMOS MIEDO... ¿Miedo a qué? Miedo a NO DAR LA TALLA. Al igual ocurre con las lágrimas y el llanto, porque a veces creo que vivo en un mundo en el que hay carteles por todos lados con mensajes como: NO HAY QUE LLORAR, HAY QUE SER FUERTE. TUS LÁGRIMAS DENOTAN DEBILIDAD.

   Todos vemos lógico que en las clases de preparación al parto te enseñen a respirar ¡qué ironico! A RESPIRAR. Respirar, un acto reflejo que empleamos todos los dias porque si no lo hiciéramos moriríamos. ¿A quién le enseñaron a respirar en algún momento de su vida...? Está claro que hay muchos tipos de respiración, no lo podemos negar, y que podemos aprender a respirar mejor, más lento, más rápido, a respirar con el abdomen, a retener el aire, a expulsarlo lentamente, etc...Antes de parir, cualquier persona ha efectuado este tipo de respiraciones sin duda sin darse cuenta y sin que nadie le haya enseñado. En mis clases de preparación al parto, la matrona comenzó a enseñarnos ejercicios de respiración para emplearlos cuando llegara el momento del parto.
Nos explicó:

- Una contracción es como una montaña (o una v invertida). Al comienzo, cuando duele poco, realizamos una respiración profunda y con forme vamos subiendo la montaña y ésta duele más, la respiración debe ser más rápida (como jadeando).

 Yo lo intenté, mira si lo intenté pero me dí cuenta que me estaba mareando. Se lo dije a la matrona y me respondió que era por falta de costumbre, que lo practicara en casa. Hasta llegué a pensar que no ponía suficiente empeño o esfuerzo. ¡CLARO! Una buena madre no se marea, no hiperventila. Pero ¿qué sucede si a una buena madre se le recomienda que respire en cada contracción al revés de lo que su cuerpo le demanda? En poco tiempo se ha quedado sin fuerzas, sin aire, agotada; sin embargo todas las madres de la sala practicaban los ejercicios con esmero, como buenas madres que eran, en contra de su cuerpo, de su instinto, de su sentido común para no defraudar a una mujer a la que acababan de conocer y que de eso sabía mucho.
     Se escuchó algun comentario como "ay, Dios mío, ¿y esto nos lo tenemos que aprender? "Seguro que cuando lo necesite no me acuerdo".

    A mí me quedaba poco tiempo para desmayarme , por el esfuerzo de respirar en contra de lo que mi cuerpo me dictaba. Se acercó entonces la matrona y me dijo:
- De todas formas, si ves que no puedes, paras un poquito y luego sigues.

Y después de asistir a otras clases de maternidad me di cuenta que debía estar relajada, mi cuerpo debía estar libre de tensiones. Debía tomar aire notando como éste ascendía desde mis pies por la parte posterior de la espalda hasta mis sienes y lo expulsaba, muy suavemente, la boca abierta y relajada, bajándolo por la parte delantera de mi cuerpo, mientras mi abdomen iba bajando. Debía CONFIAR EN EL PODER DE MI CUERPO, de mis hormonas, de MI CAPACIDAD ANIMAL.

   Con esto quiero decir que aunque aún no haya experimentado lo que es un parto, tengo claro que en ese momento no quiero obligar a mi cuerpo a que haga algo que me perjudique a mí y a mi hija. Quiero hacer algo que nos venga bien a las dos. Si en el momento tengo que respirar tal y como me dijo la primera matrona porque me viene bien, lo haré. Pero mi instinto me dice que no  hay que aprobar ningún examen de maternidad. El verdadero examen se aprueba en ese momento cuando una se ve sola ante el dolor. Y creo que el cuerpo es sabio. Confío en que el cuerpo sabrá defenderse o protegerse para aminorar ese dolor con una respiración que hoy en día ni yo se como será.

   Porque una buena madre no flaquea. Permítanme que les diga. Si tengo que flaquear, flaquearé. ME LO VOY A PERMITIR. Porque lo primero es RESPETARSE A UNA MISMA.

No hay comentarios: