GRACIAS




Gracias a todas las personas que forman o han formado parte de mi vida. Cada una ha aportado su pequeño granito de arena. Y ahora todas esas influencias configuran la esencia de mi ser. Soy así por vosotros. Soy así y nadie me va a cambiar. Pero soy así y voy cambiando cada día, modelándome, ajustándome, adaptándome. Así es el vivir. No me arrepiento. Y si me caí..... me he levantado.
YOLANDA

martes, 17 de julio de 2012

LO QUE ELLA ME ENSEÑA

Después de los años de la EGB, el instituto, los 3 años de Magisterio de música y otros dos de Psicopedagogía, tengo que decir que no hay mejor aprendizaje de la VIDA que el que te da un hijo.

Pero aún puedo ir más lejos. Mi hija no solo me ha enseñado lo más puro e inocente de la vida, sino que además ha sido capaz de ayudarme a entrar en las cavernas más sombrías de mi interior, y así poder sanarlas.

No están del todo curadas pero tienen sus tiritas puestas, y con unas muletas así he ido emprendiendo el viaje que ha durado un años y pico para que este pequeño pero gran corazón se fuera aliviando de dolor.

Nunca imaginé poder abrazar a mi madre y poder decirle te quiero después de todo el daño que nos hizo por su incomprendida enfermedad mental que avanza en pequeños pasos por su mente.

Mi madre, la base fundamental de cualquier ser vivo en sus primeros meses de vida, presenta un trastorno límite de la personalidad que no fue dignosticado a tiempo. Durante muchos años he vivido muy duros episodios que no tenian nombre para mí pues nadie me los explicaba ni se paraba a conversar conmigo para que esa rabia interior que iba generando hacia ella no fuera a más. Tan solo mi pequeña razón de niña creaba una esfera de la realidad para poder sobrevivir: pensaba que mi madre  no me quería y ello me mataba por dentro ¿Cómo una madre no va a querer a su hija?

Mi pequeña Andrea ha sido la única que me ha explicado sin palabras todo lo que pasaba. Y así, he ido abriendome al mundo sintiendome por primera vez una mujer. Actuando como nunca pensé, teniendo paciencia y queriendo a mi preciosa hija de verdad, sin rencor ni rabia.

Y no solo estoy aprendiendo yo. Su padre sé que también aprende. Tampoco fue fácil su infancia, sin padre desde los dos años y con una madre que debía sacar hacia delante a 2 de sus hijos y otros dos niños (los dos primos de mi marido) cuya hermana murió por una leucemia. Mi marido se ha criado en un ambiente falto de expresión y ello se refleja en su forma de ser.

Así que... en mi puerperio brotó todo aquello que llevaba en mi interior, dentro de un ambiente donde había poca cabida para el llanto. Mi niña lloraba en mis brazos y yo me sentía una niña pequeña sin saber qué hacer. Me sentía diferente a otras madres, tan seguras, tan fuertes... pero algo en mi interior sabía que nadie se libra de tener inseguridades. Con el tiempo me he dado cuenta de lo importante que es la entrega a un hijo, sobre todo en sus primeros meses de vida... y que si NO te entregas AL CIEN POR CIEN, ellos te lo recuerdan con sus llantos.

 Las necesidades de los bebés deben ser satisfechas al instante, ellos no entienden de esperas, ni de tiempos para la madre. Siempre hay alguien que te habla de cólicos del lactante, de gases y demás historias... pero el agobio de la madre suele ser algo parecido a anhelar cosas que cubría cuando el bebé no estaba (cuando es el primero).

y AHORA, por fin no me agobio... he conseguido por fin conectar con mi bebé, estar unida a ella y hacerle entender que mamá la quiere mucho y que está aqui para ella.

Gracias Andrea


5 comentarios:

Unknown dijo...

Preciosas tus palabras, no sabes cuánto me alegro de tu felicidad y de que disfrutes tanto de tu pequeña.

Yolanda dijo...

Gracias Nereida, a ver si me pongo las pilas con el blog que lo tengo muy dejado. Enhorabuena por el tuyo, y veo que te visita mucha gente. un besazo

La ela Mari dijo...

Sin palabras Yolanda... me has dejado sin palabras...
La vida nos da muchos palos, pero al final tenemos nuestra recompensa...

Annie74 dijo...

¡Que bonita entrada Yolanda!
Besos.

Yolanda dijo...

gRACIAS Isabel y Annie. No hay mejores palabras que las que salen del corazón. Besitos